Reset Password
If you've forgotten your password, you can enter your email address below. An email will then be sent with a link to set up a new password.
Cancel
Reset Link Sent
If the email is registered with our site, you will receive an email with instructions to reset your password. Password reset link sent to:
Check your email and enter the confirmation code:
Don't see the email?
  • Resend Confirmation Link
  • Start Over
Close
If you have any questions, please contact Customer Service

ANOCHECE, QUE NO ES POCO...  

Fiametta 60F
60 posts
7/24/2009 12:58 pm
ANOCHECE, QUE NO ES POCO...


(Inspirado por el Marino Portugués)

Nadé un rato en mi piscina de agua tibia permitiendo que los pensamientos fluyesen con cada brazada y escuchando el sonido de mi cuerpo cortando el agua. Al salir, me sequé apenas lo suficiente para no mojar el suelo dejando que mi cabello largo y rojizo se rizase en plena libertad. Perfumé la parte posterior de mis lóbulos, la parte interna de mis muñecas, codos y muslos, allí donde las venas laten y el olor se mezcla con el de la piel con unas gotitas de esencia de canela y me calcé las braguitas de encaje color champán, esas que tienen trasparencias en la parte delantera, tan delicadas que parecen de cristal y que se van a romper con sólo tocarlas, unas de mis favoritas de mi guardarropa de lencería. No pude por menos de echarme un vistazo en el espejo de la coqueta de mi dormitorio y mientras contemplaba girando la cabeza mi culito de manzana, mi cuerpecito de guitarra y esa proporción -¿áurea?- entre mi cintura y caderas que dicen ser la esencia universal del atractivo femenino en toda raza, época y cultura, me tiré un beso por encima del hombro, como quien tira una herradura a su espalda para tener buena suerte.

Ya la había tenido, ciertamente, pero estaba nerviosa y no era para menos. Durante tres largos meses me había estado cortejando aquél que hoy iba a conocer. Me había estado mandando encendidas cartas, hermosos poemas, orquídeas malvas y blancas y colibríes tornasolados para que revoloteasen en mi invernadero. Conocía mi música favorita y había investigado durante ese tiempo sobre mí todo lo que yo le había dejado y mucho más, exhaustivamente, constantemente, con la testarudez perdonable del macho que persigue el rastro oloroso de una hembra en celo. Y sin embargo, sabía yo mucho menos de él. Que no era occidental. Que en su país era un líder entre los líderes. Que era maestro entre los maestros de varias artes milenarias, del conocimiento y de la lucha. Que era concertista y pintor. Que era un guerrero y un hombre de estado. Por eso su identidad y su rostro no debían ser revelados más que a la escogida, a la seleccionada, a la designada para ser su compañera, su amante, su esposa.

Quién me iba a decir a mí que iba recaer semejante honor sobre mi persona. Al parecer sin ser yo consciente reunía todos los requisitos: ser occidental, blanca, mi peso, estatura, edad, mis resonancias hacia el arte, mi sensibilidad, mi... pero lo definitivo habían sido esos cuatro lunarcitos de mi espalda, esos que forman un pequeño rombo a la altura las lumbares los que me señalaban inequívocamente. Yo, que siempre me quejo de los lunares y pecas que florecen en mi piel cuando me envuelve el sol del verano...

Me decía que no me preocupara por la diferencia de culturas, que yo era la elegida, la señalada y que así debía ser... aún así, mi opción de conocerle era libre... y ahora por fin había llegado el momento.

Me puse el vestido de seda siena, el cruzado por delante que tapa apenas mis pechos, el de la abertura lateral, ese que se ciñe a mi cuerpo tanto que marca la conchita de mi ombligo, el que nada evidencia y todo sugiere para el buen observador y esperé, recostada.

Ensoñando mientras venía lo imaginé. Era moreno, era lo único que sabía, y llevaba el pelo largo ¿recogido en una coleta? Posiblemente. El cuerpo de un guerrero... le pedí que me dejase contemplarlo. Llegó completamente desnudo, sólo con un collar con un amuleto de plata. Era más bien alto y delgado, de piel curtida por el sol y con unos huesos fuertes y sólidos que sujetaban un cuerpo suavemente musculado por el ejercicio. Fui dando vueltas a su alrededor, curiosa, cada vez más cerca, admirándolo. Una proporción triangular de espalda-caderas perfecta. Unas manos y brazos trabajados y ligeramente nudosos, con venas que afloraban y latían. Un cuello fuerte, tenso, noble. Una nariz poderosa, aguileña, penetrante, dividía un rostro de mandíbula cuadrada y ojos oscuros, sombreados por espesas cejas, que se entendieron inmediatamente con los míos. Unos ojos que me hacían reconocer a un igual a mí. Eso fue lo máximo. Era como yo.... era reconocerme en sus ojos como si yo hubiera nacido varón y él hembra...

Como atraída por un imán empecé a fotografiar con las yemas de los dedos su cuerpo. Empecé por la nuca, continué por los omóplatos y no pude resistir al placer de dibujar con la palma de la mano toda su espalda, sintiendo cada tendón, cada músculo, las vértebras que apuntaban suavemente, la piel ligeramente áspera... llegué a unas nalgas escasas y bien formadas y me arrodillé para sentir la parte posterior de los muslos y unos gemelos bien formados. Me colé como una gatita entre sus piernas medio abiertas y continué notando los tobillos, el ligero vello de la piel, el fémur, las rodillas, los muslos. Me puse de pie frente a él y evité con mucho trabajo un lingham erguido y poderoso que ya estaba deseoso de que lo cabalgara. No dejé que mi pubis lo rozara y continué haciendo mi particular video táctil que luego almacenaría en mi memoria para visionarlo y rumiarlo, subí por su cintura, su pecho y recorrí cada una de sus facciones para que nunca, nunca jamás se me olvidara aquella cara... para entonces todo el vello de mi cuerpo estaba erizado y mi feminidad abierta como una rosa rebosante de rocío, plena, turgente.

Él no pudo resistir más, me tomó con delicadeza y fuerza y me aproximó hasta que no hubo distancia entre los dos. Me pegué a su vientre y me dejé hacer. Me retiró el pelo de la nuca y me besó, me lamió, me succionó... hasta que me retorcí y gemí sin poder soportar tanto placer ¿por qué sabía él que a mí eso me volvía loca más que ninguna otra cosa? Me quitó el vestido y tomó mis incansables y viciosos pezones rozándolos apenas unas veces y otras con una fuerza eléctrica. Mientras sus manos y sus brazos hacían su particular diseño de mi cuerpo yo sentía en mi vientre su lingham y deseaba tanto poseerlo, tenerlo, que le pedí a él justo lo contrario; que no me penetrara ahora... que lo hiciera sólo cuando se lo rogase, cuando se lo suplicase, sólo cuando el deseo alcancase una cota insoportable. Su boca y su lengua pedían a la mía alimento constantemente e iban desde ella a buscarlo a mis pezones siempre generosos, siempre preparados, siempre generando placer.

Sus manos me abrían y buscaban un yoni chorreante. Le susurré que lo abriera y lo cerrara tomándolo de los grandes labios, y el, acariciando con mucha suavidad toda mi vulva lo hizo, arrebatado de placer y deseo junto conmigo. Mis piernas flaqueaban un poco y me abrí más descansando el peso en las rodillas, pero seguí pidiéndole más y más.... guié su mano para colocarla con suavidad exactamente debajo de mi perla rosada y él me acarició justo ahí donde le pedía, con suavidad, con insistencia.

Las ondas iban llegando desde el infinito a mi, lejanas primero, aproximándose con rapidez como un caballo a galope tendido después y desbordándome a continuación, salpicando gotas saladas en toda mi piel. Yo aullaba como una loba y él me seguía acariciando mientras yo me apoyaba en él para no caer. Sentía que mi placer era el suyo y que estaba controlando a duras penas su necesidad de entrar dentro de mí. Poco a poco, su insistencia dio frutos y una nueva ola de placer me arrebató del mundo, llegando muy alto, bajando muy despacio....

Inmediatamente después la necesidad imperiosa de tenerle dentro de mí, de que se me hundiera, de succionarle, de sacarle el preciado licor de hombre. Se lo supliqué, se lo rogé, me retorcí de deseo, incapaz de concebir una necesidad más absoluta. Me sujeté a su cuello y él, que no deseaba ninguna otra cosa más en el mundo, me tomó de las piernas y me las colocó en su cintura a la que me abracé como la hiedra al tronco del árbol. Sujetándome por la espada con firmeza pero suavidad, me llevó a la cama, me abrió los muslos y retiró mis empapadas braguitas dejando que el buen conocedor del camino lo encontrase por sí solo. Hizo una primera penetración lenta, profundísima, que me llenó de él y luego se complació en un ritmo que alternaba la suavidad y la superficialidad con la profundidad y la firmeza.

Cada uno sus golpes me hacían más y más hembra. Cada uno resonaba más y más en mi con el eco de todas las mujeres que han deseado y que han sentido y de todos los hombres que les han hecho desear y sentir y que las han sentido y deseado.

Mi compañero vibraba. Le notaba. Su placer era el mío. Deseaba que siguiera siempre y él no se apresuraba, se deleitaba, se enamoraba con mi cara arrebatada de gusto, transfigurada de placer, seguía sólo por verme disfrutar. Pero yo le succionaba, le apretaba, le besaba con mi yoni mojado que esparcía un aroma dulce y penetrante, deseaba también irracionalmente su esencia, deseaba ser su tacita de leche, su frasquito de perfume, su pequeña botellita de licor, y tanto lo pensé y lo desee que finalmente él jadeando, gimiendo, perladas las frentes de ambos de sudor, me ofreció su regalo y yo recibí su presente, orgullosa de guardarle en mi interior.

Resoplando felices y agotados como dos caballos que han hecho un largo viaje, nos entrelazamos y nos enroscamos sobre nosotros mismos. Yo ya sólo pensaba en descansar y en darle placer a continuación, cómo le acariciaría, cómo le lamería, como...

...¿Cómo es posible que me haya dormido? Pensé. La puerta de la habitación comenzó a abrirse y en un momento, retomé la conciencia. ¡Estaba llegando! Flanqueado por lo que debían ser dos ayudantes su perfil se recortó enmarcado por el quicio de la puerta. Su cara blanquísima parecía un pan a medio cocer, abombado y con dos rayitas oblicuas que debían ser los ojos. Dos agujeros señalaban una nariz ínfima que se enterraba entre los prominentes mofletes y su cuerpo... sí, era semejante a la luna llena como me decía en sus escritos... pero en sentido literal, aunque él evidentemente estaba orgulloso de su morbidez que tan cuidada debía haber sido para llegar a ese extremo. Sus pechos eran más grandes que los míos y sus brazos mucho más gruesos que mi cintura. Sus muslos entrechocaban entre sí y sus nalgas flotantes, abundantes, estaban apenas tapadas por el traje típico del luchador de Sumo. Si, era un maestro entre los maestros, sí, era un guerrero, sí, era un hombre de estado, sí tenía el pelo oscuro y atado en una coleta...

Para terminar de completar la aparición y sumirme por si aún no había llegado, en el estado de pánico, ceñían sus muñecas dos bandas color verde hierba que tenían cosido un enorme pompón del mismo color y que se movían graciosamente cada vez que él agitaba las manos, cosa que hacía muy a menudo...

Me explicó sin que la expresión de su rostro cambiara un punto que me amaba, que me iba a hacer enormemente feliz en su país porque era el mejor instrumentista, el mejor poeta y el mejor compositor de su época y que amenizaría todas nuestras veladas con lo que era imposible que yo me aburriera jamás... Me dijo igualmente que hoy debían estar sus dos ayudantes presentes en todo momento con nosotros para dar fe de que nuestra primera unión había tenido lugar, que no me inquietara en absoluto por ellos.

Lo interpreté como una declaración de buenas intenciones y me dije... bueno... la belleza está en el interior... el hombre y el oso ya se sabe... a lo mejor, no se le nota pero tanta erudición, sabiduría y poder acumulado tienen que dar lugar a una persona exquisita... Eva, dale una oportunidad...

Y me acerqué a el con suavidad, y poco a poco, con dulzura, fui acariciando su nuca abombada, su espalda acolchada por una capa de grasa y revestida de una piel fina, explorándole, provocándole, despertando su deseo e intentando a toda costa despertar el mío... y al cabo de 5 minutos imperturbable como siempre me dice que me aligere, que no tiene más que dos horas para estar conmigo porque cuestiones más importantes le reclaman con urgencia, que ya me puedo desvestir y que él se va a quitar su escueto traje...

Y hasta ahí podíamos llegar, Passion Le dije que por favor se fuera, que podía ser todo lo ilustre, importante y maestro que quisiera, pero que yo quería y necesitaba mi tiempo, y que sin eso, ninguna otra felicidad material me podría colmar. Así que lo empujé con un pie ‒con fuerza, porque si no ni se enteraba- y le dije que se fuera. Él se dio la vuelta y se marchó, temblando las carnes de su espalda y meneando su enorme trasero, mientras agitaba furioso las manos y los pompones...

Entonces me desperté. Me reí de todo lo que había soñado. Eva... si esto es una página de contactos, no te va a pasar nada de esto (....) y estás mezclando unas y otras historias con tu miedo de encontrarte... un luchador de Sumo y con aquella otra historia surrealista pero real que te sucedió en aquella casa de peón caminero reconvertida en comuna agrícola, con aquel yogi que... aquél aprendiz de gurú que... pero eso ya es otro cuento, o como diría mi abuela, harina de otro costal.

Y Sherezada (digo Eva) viendo que alboreaba el día calló discretamente...

Fiametta's blog


2010caballero 68M

7/25/2009 8:54 am

Es un maravilloso relato erótico. Me gustaría que leyeras en mi blog un relato por capítulos y que me digas si te gusta. Un beso mujer caliente. Gracias por tu relato


carpeamorem 66M
25 posts
7/27/2009 2:11 am

curioso relato...promete futuras alegrias literarias y erótico-festivas... te seguiré muy de cerca mi fiametta... lo prometo


decorazor 64M

7/28/2009 11:39 pm

Estraordinario, bravo.
Texto increible, vamos insuperable. La curiosidad le perdio al gato y me he puesto como loco a buscar lingham. No se si soy torpe pero tenia que ver con mis ojos semejante atributo. Pero lo gracioso era que tu pubis le pusieras yoni, aunque al principio me sonaba a cachondeo he tenido que ver que estaba bien nombrado. Perdona mi desconocimiento. Definitivamente irrepetible.

DIV


Fiametta 60F
40 posts
7/29/2009 8:57 am

Gracias... a todos los portadores de un siempre magnífico y orgulloso lingham, fuente de placer y vida.

Fiametta's blog


azqa 76M  
11 posts
7/30/2009 3:16 am

Enhorabuena....perfectamente construído..y sentido
La escena se ve, se vive, se disfruta y se ....desinfla como un globo lleno de aire

Bueno para los que no somos guerreros samurai ni luchadores de sumo...todavía nos queda la esperanza de disfrutar de lo primero y evitar lo segundo....Hay muchas pistas en tu relato
Besos....en el yoni por supuesto


BuscoMadura73 50M
1121 posts
8/1/2009 7:35 am

Jajajajaja, si es que los sueños son siempre muy extraños. Mejor usar la imaginación que la podemos dirigir nosotros y es el mayor afrodisíaco que hay.


alfa_ragon 73M

8/26/2009 4:34 pm

Estoy sin habla.
Me has hecho temblar, piel de gallina.
Te seguiré.
Eres extraordinaria.


rm_kaspasalov 64M

8/27/2009 9:46 am

Eres buena,muy buena


rm_DAMELO44 61M

8/27/2009 11:46 am

Parafraseando a Segismundo en su soliloquio, diré que "toda la vida es sueño y los sueños, sueños son".
Sólo me queda añadir que me has hecho soñar en con un ojo abierto para leerte. Tus descripciones casi fotográficas, hacen que tu relato haya despertado en mí sensaciones que tenía olvidadas en el desván de mi memoria, concretamente en el baúl en el que tengo guardada mi adolescencia y que se han tornado evanescentes por por las embestidas del tiempo.
Gracias por hacerme revivir y recordar que se puede sentir después de los cuarenta. Ahora es el momento de saborear y apreciar todos los matices que antes se nos antojaban como un delicioso instinto primario, pero mucho más elaborado, como un buen vino.


Fiametta 60F
40 posts
8/28/2009 1:25 am

Thanks everybody

Fiametta's blog


rm_laciacalo 55M

9/25/2009 6:15 am

la verdad sea dicha hermoso relato con el que pararse a pensar ,pero lo hermoso de esta vida es vivir momentos que nunca han sido escritos ,disfrutar de placeres que te haran crecer y amar con tanto sentido que te cueste encontralo


Become a member to create a blog